No hace falta que me lo recuerdes, Presidente, ya se que la solución global a este problema moralmente español, no es posible. Cuidar los intereses generales de España es la prioridad para un Presidente del Gobierno. Las relaciones con Marruecos, los equilibrios en el Magreb, los daños ocasionados por una pasado en el que Argelia andaba cerca de la URSS, todo complica el encontrar una solución para el conflicto del Sáhara.

Cuando las Naciones Unidas no han sido capaces de encontrar una salida negociada a este conflicto enquistado, comprendo, Presidente, que tú no vas a tener la varita mágica para que las partes se pongan de acuerdo.

Pero lo que está pasando en Córdoba bien merecería un poco de tu atención.

El Registro Civil de Córdoba ha tramitado unos 800 expedientes de nacionalización española a otros tantos saharauis residentes en España.

Dos decisiones del Tribunal Supremo parecían avalar esta decisión.

Pero la Directora General de Registros y Notarías ha dicho que no, que hay que volver a examinar cada caso otra vez.

No se quien tiene la razón legal, pero yo también había soñado con que esa solución no era mala para tantos casos sangrantes de auténticos españoles saharauis.

Parece que no puede ser así. Lo siento de verdad y me duele en ese fondo del alma que un político pragmático tiene siempre sensible.

Pero, Presidente, déjame que te pregunte alguna cosa.

A mi me ha parecido magnífica la solución que has dado a eso de que un crucifijo presida la promesa de los cargos públicos. Nada de disposiciones legales, nada de decretos u órdenes ministeriales: simplemente se encarga a los Jefes de Protocolo de los Ministerios que, cuando haya promesas, no pongan el crucifijo.

Nadie ha movido un dedo entre las gentes de la Iglesia Católica y hasta los laicos se han sentido sorprendidos porque les ha sabido a poco. Pero la próxima vez que se sustituya a un cargo público, la promesa del nuevo será sólo ante la Constitución. Genial.

Presidente ¿por qué no haces con los saharauis algo tan inteligente como has hecho con el crucifijo?

¿Por qué no le dices a la Directora de Registros y Notarías que te facilite alguna solución “de protocolo” que permita que esos viejos españoles de una vieja provincia española, puedan obtener nuestra nacionalidad?

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