Cruz Roja prestará asistencia permanente a los inmigrantes internos en el CIE de Aluche.

Por: Aida Sánchez/
CanalSolidario.org


Esta semana el Gobierno anunciaba que por primera vez una ONG trabajará permanentemente en un CIE. Entidades que llevan años denunciando la situación que viven las personas internadas en estos centros no lo ven como una solución y piden su cierre inmediato.

Según su definición oficial, los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) son espacios no penitenciarios cuya función instrumental es la de facilitar la expulsión de las personas extranjeras en situación irregular, privándolas de libertad durante un periodo máximo de 40 días.
Acogen, pues, a personas que no han cometido delito alguno pero que no tienen regularizada su situación en el Estado español.

Pero desde su misma fecha de creación, los CIE han sido definidos como lugares opacos a los que, salvo contadas ocasiones, han tenido difícil y limitado el acceso las ONG, la prensa y la sociedad civil, pese a una larga cantidad de intentos desde sectores sociales por descubrir qué se esconde tras sus paredes más allá de la sala de visitas.

Ni siquiera los abogados de los internos pueden actualmente hablar en privado con sus defendidos, sino que las entrevistas se deben realizar siempre bajo presencia policial. Se desconoce lo que realmente ocurre, pero cada vez son más señalados y cuestionados.

ONG como Médicos del Mundo, SOS Racismo, Ferrocarril Clandestino o la plataforma de entidades de ámbito europeo y africano Migreurop han solicitado entrar y acceder a las dependencias del CIE de Aluche, espacio que centraliza gran parte de las expulsiones del Estado español, con el objetivo de velar por los derechos de las personas allí internadas, pero no lo han conseguido y han relatado su experiencia en el informe Voces desde y contra los CIE.

En él denuncian malos tratos, condiciones infames, hacinamiento, incomunicación, aislamiento, racismo en alguna de sus manifestaciones más abyectas, indefensión legal, precariedad de los mecanismos de supervisión desde el exterior y represión. “La realidad descubierta tras los muros de este centro parece muy lejana a los principios de un Estado de derecho“, leemos en el informe.

Las condiciones higiénico/sanitarias son más que cuestionables, y las denuncias de malos tratos y tratos degradantes son habituales.


Durante dos años estas entidades han recogido testimonios de personas que han pasado por el CIE de Aluche que hablan de personas durmiendo en el suelo, encerradas de doce de la noche a ocho de la mañana, sin poder salir ni siquiera para ir al baño, bajo la custodia de cámaras, con una limpieza deficiente, cuando no inexistente, y con instalaciones y una asistencia sanitaria insuficiente para la población recluida que supera la capacidad fijada para el centro.


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