El País de los Muros...

La Gran muralla china es quizás uno de los muros más conocidos y bonitos del mundo, a esta muralla que defendía a China de Mongolia y Manchuria y que ahora es objetivo de las cámaras digitales, también se la conoce como el cementerio mas largo del mundo, ya que durante su construcción, unos mil años, perecieron infinidad de obreros a manos de bandas de asaltantes.

Los muros del Aparheid Sudafricano preocuparon a la sociedad Europea blanca hasta que en 1992, con la liberación de Nelson Mandela, parecieron caer.
Cuando él mismo fue nombrado presidente de la ONU pensamos que las cosas habían cambiado y de hecho así fue. Hasta el cine político de Hollywood nos mostraba la valentía de aquellas multitudes que corrían cantando canciones de libertad.
El muro de Berlín dividía, a dos enemigos irreconciliables, los cuales suponían la destrucción el uno del otro.
El capitalismo y el socialismo real se odiaban a rabiar, aunque a uno y otro lado del muro muchos quisieran lo que detrás de él había y muchos fueron los que trabajaron incesantemente en ello, eso sí, a unos solo les costo paciencia y el color de su piel, a los otros en muchos casos, la misma piel. Los muros de las fabelas de Río separan a los muy pobres de todos los demás. Muros que el presidente y ex sindicalista Lula Da Silva ha seguido construyendo.
Los muros de las tierras Brasileñas, aunque acosados desde afuera, separan a miles de familias de su plato de comida.
Mientras, Lula Da Silva se sienta a comer con los dueños de las tierras y de los muros.
Los muros en Palestina separan a los palestinos entre si, separan a los palestinos de su trabajo, les aleja cada vez más de su tierra, la empequeñece.
Los muros alejan a los palestinos del resto del mundo.
Los muros allí humillan, torturan, exterminan.

En mi País los muros retienen a los chinos durante interminables horas entre platos, manteles, cubiertos y fogones, entre botellas, artículos baratos y gominolas para niños.
Los muros les separan de la luz del sol, a veces por muchos días.
Los muros de mi país están construidos por los negros que han salido del mar, los mismos muros les empujan al vacío y les aplastan cuando pueden.
Muchos solo tienen muros a su alrededor para poder descansar.
Las gentes del Este se quedaron sin muro, pero los encontraron en mi país como todos los demás.

Los muros de mi país están por todos sitios, rodean las carreteras encerrando allí a muchas mujeres y niñas de Río.
También en nuestras ciudades, en el barrio chino, en la casa de campo...

En mi país los muros son intocables.
En mi país nos separan a todos de todos y nos separan de los demás.
A sí, pensamos que solo estamos nosotros mismos.


En mi país derribamos un muro muy feo que se llamaba fascismo, no sin que éste dejara nuestra roja huella sobre los muros por enésima vez.
Luego, llenamos los muros de coloridos carteles para asegurarnos de que no se volvían a levantar, pero los muros siguieron allí, debajo de los carteles.

En mi País ya no se pueden poner carteles en los muros, está prohibido.
Te vigilan y te controlan si te acercas demasiadas veces a los muros,
te arrancan el dinero, con él se pagaron los muros,
te encierran entre otros muros.


En mi país nadie quiere ver los muros, aunque todos saben que están ahí.
Pero ahí están insolentes como siempre y temerosos de que un día los derribemos.
Por que claro, ya no podemos taparlos con carteles.

Yeray Arencibia

InfusionAdos

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GUERRAS OLVIDADAS