Los soldados de la polio


El mayor ejército no militar de la historia combate sin armas de fuego.
Sólo utiliza vacunas y palabras, dos herramientas con las que intentará ganar la última batalla, el último combate que queda para librarse de un incómodo enemigo: la polio.
El documental de 38 minutos 'The Final Inch' narra la historia de estos 'soldados de a pie', las vivencias de quienes conocen una realidad olvidada por muchos y los testimonios de algunos supervivientes.
Una completa visión que el mundo del cine ha reconocido con una candidatura a los Oscar.

Más de 50 años después de que se desarrollara una vacuna eficaz contra la polio y tras haber eliminado la enfermedad de los países desarrollados,
el poliovirus aún resiste en cuatro países: Afganistán, la India, Pakistán y Nigeria.
Es en estos lugares donde los 'soldados' -desde médicos hasta amas de casa- acuden puerta por puerta, barrio por barrio para intentar vacunar a todos los niños.

No es tarea fácil.
En muchos enclaves musulmanes las familias llegan a esconder a los pequeños con tal de que no sean inmunizados.
No se fían de la medicación. Por eso, lo primero que tienen que hacer los voluntarios es desmontar los mitos infundados que relacionan la vacuna con la esterilidad y acabar uno por uno con todos los rumores falsos extendidos con el paso de los años.
Munzareen Fatima, una musulmana colaboradora de UNICEF, realiza esta labor.
"Siempre voy con burka, porque así es más fácil que confíen en mí", afirma en el documental.
Da igual que se rían de ella por trabajar fuera de casa, que le hagan burla por la calle, porque cree firmemente que la misión de erradicar la polio es posible.

La misma opinión comparte Ashfaq Bhat, un médico que trabaja para la Organización Mundial de la Salud (OMS). Diariamente recorre el río Ganges de arriba abajo tratando de detectar cualquier nuevo caso de polio, localizando a los millones de niños sin hogar que viven en la India y contraen la enfermedad porque no se llegó a tiempo para vacunarlos. El galeno se relaciona con los cuidadores de cerdo, con aquellos que no tienen acceso a ninguna atención sanitaria e, incluso, con la casta más despreciada de la India, 'los intocables'.

Como él, otros cuatro millones de voluntarios sólo en ese país intentan que todos los niños, estén donde estén, reciban las 10 dosis de la vacuna en su primer año de vida, la única forma de que desarrollen inmunidad al virus.
Si el reto parece difícil, la cosa se complica aún más cuando se trata de mantener las vacunas siempre frías en uno de los países con el clima más cálido y con una infraestructura sanitaria que deja mucho que desear.
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GUERRAS OLVIDADAS