Realmente, ¿pensamos por nosotros mismos?, o más bien, dejamos que piensen otros por nosotros. ¿Por qué nos dicen constantemente qué debemos comer, cómo tenemos que vestir, qué marcas hemos de comprar, dónde las tenemos que adquirir, etc.? ¿Por qué nos dejamos arrastrar por las modas, aunque sean absurdas? ¿Por qué no se han desarrollado suficientemente las energías renovables? ¿Por qué no tenemos medios de transporte más eficaces energéticamente y menos contaminantes? ¿Por qué los laboratorios farmacéuticos sólo investigan tratamientos para enfermedades que le sean rentables, y no lo hacen para aquellas que padecen pocas personas? ¿Sabemos con seguridad si algún laboratorio ha descubierto la vacuna para curar el SIDA, y no la está comercializando porque es más rentable mantener la situación actual y que los enfermos sigan tomando grandes cantidades de medicamentos, que pueden enriquecer mucho más a las industrias farmacéuticas que una simple vacuna?
Vivimos en la era de la globalización y ante las multinacionales el ser humano es manipulado de forma reiterada y ostensible como un auténtico títere, reduciéndole su capacidad de maniobra, de decisión, y anulando su voluntad. El grado de manipulación es siempre directamente proporcional a la cultura o grado de información que posee una persona. A mayor cultura (información), menor posibilidad de engaño, ya que como dice Manuel Toharia, “Si entendemos mejor el mundo tecno-científico que nos rodea, somos más libres para tener opinión propia y es más difícil que nos engañen los demás”.
Como consecuencia de esta globalización económica y de costumbres, muchos grupos sociales se repliegan en sectas, etnias o nacionalismos radicales. Con el agravante de que si ese repliegue es fruto del miedo y la sinrazón las consecuencias son peores, ya que dan lugar a los fundamentalismos religiosos y políticos, y al terrorismo, que son los auténticos cánceres del siglo XXI, y que son signos evidentes de grandes crisis sociales.
Las multinacionales presionan y compran a los científicos independientes para que determinados aspectos que les pueden perjudicar no sean investigados, o simplemente que no divulguen los resultados de sus investigaciones. Para ello, desinforman en los medios de comunicación social e intoxican a la opinión pública para dividirla, manipulan a los políticos, crean asociaciones o fundaciones aparentemente independientes que promocionan tecnologías contaminantes y peligrosas, etc.
La táctica de sembrar dudas sobre la validez de la ciencia establecida ha sido usada en el pasado, especialmente por el sector industrial causante de un determinado daño, para dividir la opinión pública y retrasar la toma de medidas por parte de las administraciones. Casos sonados han sido los de las tabacaleras respecto al cáncer de pulmón provocado por el tabaco y el de la industria del amianto respecto a la asbestosis. Gracias a masivas campañas de publicidad y de artículos pseudo científicos, estos dos sectores industriales consiguieron, durante muchos años, aplazar la toma de medidas por parte de los gobiernos y las denuncias ante tribunales por parte de las víctimas.
No cabe duda de que los medios de comunicación desarrollan una noble tarea, al informar con rapidez a los ciudadanos de todos los acontecimientos que suceden en el mundo, pero también es cierto, que ejercen un gran poder sobre la sociedad de cualquier país, lo cual es muy peligroso, y a veces están sometidos a muchas presiones por determinados poderes fácticos, ya sean políticos o empresariales, lo que deja bastante indefenso al ciudadano de a pie. No somos suficientemente conscientes del grado de manipulación a que estamos sometidos y la enorme presión que se nos ejerce desde los diferentes medios de comunicación social.
A los poderes fácticos de hoy en día se les llama lobbys y son unos auténticos grupos de presión al servicio de las industrias multinacionales. Los profesionales de un lobby suelen tener muy buena imagen, exquisita educación, y un gran prestigio social. Se encuentran en todo el mundo, pero especialmente en los centros de influencia política, judicial, económica y social. En el Parlamento Europeo hay acreditados unos 15.000 profesionales del lobby. Los lobbys preparan informes favorables a las empresas que les pagan, sobornan a los políticos. Se trata pues, de un gobierno en la sombra, ya que los políticos en demasiadas ocasiones hacen leyes que ellos promueven.
Entre los sectores industriales donde están más introducidos los lobbys destacamos: el sector alimentario, el farmacéutico, el de las comunicaciones, el energético, el del tabaco, el de la construcción e inmobiliario, etc. Hay muchísimos ejemplos de manipulación ciudadana. A continuación, citaremos algunos ejemplos que ponen de manifiesto su existencia:
SECTOR ALIMENTARIO:
El caso de la industria de la alimentación es francamente escandaloso, pero no es el único. Preguntas tales como: ¿Por qué los humanos son los únicos mamíferos que toman leche después de ser adultos? ¿Qué hay detrás de este hábito alimenticio? ¿Es necesaria la leche para un adulto?, etc., reflejan como nos manipulan nuestros hábitos alimenticios de manera descarada.
Pero es que incluso pueden cambiarnos nuestro estado de salud, así los chinos hasta ahora tenían una salud relativamente buena, como consecuencia del tipo de dieta que consumen (por ejemplo, no eran nada frecuentes los cánceres de mama en las mujeres), pero las multinacionales han visto que un mercado potencial de 1.321 millones de personas (2007) posee unas posibilidades extraordinarias para introducir sus productos y enriquecerse como sea y a costa de lo que sea, sin ningún tipo de escrúpulos, ni condicionamientos éticos. Por ese motivo, por ejemplo, las grandes multinacionales quieren cambiarle la dieta, introduciendo el consumo de carne, especialmente de vacuno, de leche y de yogures, que apenas tomaban.
SECTOR FARMACÉUTICO:
Resulta curioso que la enfermedad sea el negocio más rentable de todo el mundo, por eso la industria farmacéutica, consciente de ese hecho, está inventando nuevas enfermedades, al diagnosticar a personas sanas falsas dolencias para vender más medicamentos.
Por ejemplo, la menopausia de la mujer es un proceso natural, pero no una enfermedad, y se está tratando como tal; la tristeza que sentimos algunos días, por el ritmo de vida que llevamos, no es depresión, y también la diagnostican como tal. La filosofía de las empresas farmacéuticas es que cada persona es un paciente potencial. El sector sanitario probablemente sea el más corrupto de todos porque es el que mueve más dinero. Un laboratorio puede fácilmente corromper a un médico para que recete un determinado medicamento. La película “El jardinero fiel” refleja muy bien esta cruda realidad.
SECTOR DE LAS COMUNICACIONES:
El sector de las comunicaciones, en concreto el de la telefonía móvil, es tan preocupante como los anteriores, ya que las multinacionales consiguen que usemos y abusemos de los móviles, pese a existir dudas razonables de las influencias que estos aparatos cada vez más potentes pueden originar en los seres vivos.
SECTOR ENERGÉTICO:
El sector energético también está sometido a grandes manipulaciones informativas. Así, se dice “que la electricidad de origen nuclear es la más barata”, cuando en realidad si se tuviesen en cuenta los gastos de la gestión de los residuos radiactivos producidos, especialmente los de alta intensidad, que poseen una duración de miles y miles de años, sería más cara que las demás energías.
O se nos dice que el petróleo es más barato que las energías renovables, cuando si tuviésemos en cuenta los gastos derivados del tratamiento del impacto ambiental que produce y sus correspondientes desastres ecológicos (contaminación, enfermedades en las personas, cambio climático, etc.) lo hacen ser mucho más caro que las renovables, pese a las subvenciones y ayudas que reciben.
Valga como dato que, según la OMS, la contaminación del aire en las ciudades españolas produce 16.000 muertes prematuras cada año, y en Europa unas 370.000, debido a que los problemas respiratorios, cardiovasculares o el cáncer se ven agravados por la contaminación atmosférica. Ese gasto no se contabiliza en el precio de la energía obtenido con el petróleo, independientemente de que una muerte nunca tiene precio.O el caso del calentamiento global.
Con el cambio climático mientras unos anuncian la llegada de grandes desastres naturales, otros argumentan que todo eso del cambio climático es un invento de los ecologistas.
Pero la defensa de los intereses económicos de las grandes multinacionales del petróleo nos ha conducido a situaciones peligrosamente preocupantes, ya que las grandes industrias del carbón y el petróleo, americanas, han invertido millones de dólares para mantener al público con dudas sobre el cambio climático.
Así, en 1995, la industria del carbón había pagado más de 800 millones de euros a cuatro científicos que mostraban públicamente su disconformidad con el calentamiento global. Y Exxon-Mobil ha gastado millones de euros en una campaña de relaciones públicas contra el calentamiento global.
En 2000, los magnates del petróleo y el carbón se apuntaron su mayor victoria electoral hasta la fecha cuando el Presidente George W. Bush salió elegido, aceptando las insinuaciones del sector respecto a su política climática y energética.La última cacicada ha tenido lugar en la reunión de París, donde un grupo ligado a Bush, creado y subvencionado por la petrolera Exxon-Mobil, ofreció dinero a los científicos y economistas para desacreditar su informe, ofreciéndoles 7.000 euros, según informó el diario británico The Guardian. Como último dato valga esto: El presupuesto asignado para publicidad de las grandes petroleras, duplica el Producto Interior Bruto de muchos países en vías de desarrollo.
SECTOR DEL TABACO:
La manipulación de la industria tabaquera es uno de los casos más sangrantes de las multinacionales y que ha supuesto una gran cantidad de muertes anticipadas. Aunque afortunadamente cada día hay menos fumadores, tan sólo uno de cada tres españoles es fumador, todavía existen demasiadas personas que siguen enganchadas a esta droga legal llamada tabaco y son incapaces de vencer esa dependencia, fuente de numerosas enfermedades respiratorias y pulmonares, que provocan una muerte anticipada del fumador, como está demostrado científicamente, ya que cada cigarrillo acorta la vida 14 minutos, por lo que la cabo de 10 años de fumar un paqueta diario nuestra vida se habrá acortado en 1,9 años.
Una ejemplificación perfecta de lo expuesto se recoge en la magnífica película “El Dilema”, basada en hechos reales, en la que una multinacional de la industria tabaquera le hace la vida imposible a uno de sus científicos, porque descubre que le están añadiendo al tabaco un aditivo para que genere más adicción y aunque trata de denunciarlo a los medios de comunicación, la multinacional presiona a dichos medios para que no publiquen esa información…
El cinismo de algunas multinacionales y su doble moral no deja lugar a dudas y el ciudadano es manipulado de forma reiterada, por lo que debe filtrar adecuadamente la información que le llega.
Los primeros que hacen un uso sesgado de la información son la mayoría de los políticos, ya que la triste realidad es que casi siempre hacen un uso partidista de las informaciones, en ocasiones respondiendo a intereses de grupos de presión. Decía el político británico Winston Churchill que “Sólo se fiaba de las estadísticas que previamente había manipulado”. He aquí dos ejemplos de manipulaciones estadísticas:
1. EL HAMBRE EN EL MUNDO:
Según la FAO (Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación), en el mundo hay 854 millones de personas que padecen hambre o malnutrición y todo indica que el hambre aumentará en el planeta Tierra, pese a que globalmente ha disminuido del 20% en 1992 al 17% en 2007, sin embargo en número absoluto ha aumentado, por tanto, según se utilice uno u otro dato, se saca una u otra conclusión.
2. EL PARO EN EL MES DE ENERO DE 2008 EN ESPAÑA:
El número de desempleados era mayor que a finales de la legislatura del PP, sin embargo la tasa de paro, en %, era menor, porque había mayor número de personas con trabajo. Por este motivo, el PP argumentaba que en el paro había 80.000 parados más que cuando terminó su legislatura en el 2004, y el PSOE decía que la tasa de paro era en 2004 del 11 % y ahora es del 8%, ya que se han creado 3.000.000 de puestos de trabajo, en ese período. Los dos decían verdades, pero a medias, que son las peores mentiras.
En resumen, debemos analizar las cifras adecuadamente, tanto en %, como en valor absoluto, y ser nosotros los que saquemos nuestras propias conclusiones, para evitar que se nos manipule informativamente hablando, es decir, para que se nos digan verdades a medias, que son las peores de las mentiras, técnica en la cual la mayoría de los políticos son auténticos expertos.
Pero ante la manipulación ciudadana, ¿qué podemos hacer? Sobre todo estar bien informados, pero filtrando y contrastando mucho la información que nos llegue o que busquemos, porque en muchos casos suele estar manipulada intencionadamente, y no es aséptica. A determinadas multinacionales, e incluso ciertos gobiernos, no les interesa combatir la incultura, porque así pueden manipular mejor a los ciudadanos. También, podemos organizarnos, para defender nuestros intereses, como consumidores. Por eso, es imprescindible plantear debates serios y rigurosos, para acabar con todo tipo de manipulaciones de la verdad y con tanta inexactitud. Consecuentemente, debemos actuar de forma solidaria, y desarrollar actitudes que contribuyan a mejorar nuestra calidad de vida y no perjudicar el futuro de las generaciones venideras (desarrollo sostenible).
Esta triste situación es fruto de la actual crisis de valores sociales que conduce erróneamente al ciudadano a pensar que lo importante es “el tener” y no “el ser”. Este es el quid de la cuestión. Estamos inmersos en un mundo que ha creado una sociedad cada día más consumista y más insolidaria, que nos trasmite que para ser feliz hay que consumir mucho, porque lo importante es tener cosas, aunque no sirvan para nada, porque la felicidad no se consigue por ser inteligente, ser culto, ser educado, ser solidario, ser tolerante, ser respetuoso con el medio ambiente, en fin, ser…
Las consecuencias de este estilo de vida se están convirtiendo en un auténtico insulto a la inteligencia humana. Así, por ejemplo, sabemos que cada segundo la humanidad gaste en armamento la friolera cifra de 23.147 euros (2.000 millones de euros al día) y que la guerra de Irak cueste cada segundo 1.653 euros (más de 14 millones de euros cada día), y paradójicamente no se invierte en erradicar el hambre, ya que según la FAO, Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación, 854 millones de personas padecen hambre o malnutrición.
Quizá deberíamos copiar de países como el Reino de Bután, situado en el sur de Asia, en la cordillera del Himalaya, entre India y China. Esta pequeña nación asiática rompe moldes, ya que a pesar de tener una renta media de 46 dólares por persona, es considerado como uno de los más felices del planeta.
Tal es así, que su gobierno ha sustituido el término macroeconómico “Producto Interior Bruto” por la “Felicidad Nacional Bruta”.
Son muchos los expertos que están cuestionando este consumo desmesurado del mundo occidental, que encima se quiere exportar a los países emergentes y a los países del Tercer Mundo, intentando conseguir la cuadratura del círculo. Así, un estudio realizado por la consultora londinense New Economics Foundation y la ONG Friends of the Earth, pone de manifiesto que los países más ricos no son los más felices y han elaborado el llamado índice del planeta feliz, basándose en indicadores tales como la esperanza de vida, el impacto ambiental de la población, etc.
El prestigioso economista Richard Layard, asesor de Tony Blair, desde 1997 a 2001, y actual miembro de la Cámara de los Lores Británica, asegura que la ciencia económica identifica felicidad con poder adquisitivo, lo que supone una afirmación poco acertada, ya que a pesar de la actual calidad de vida, no somos más felices que nuestros antepasados. Layard sostiene que la mejor sociedad es la que produce mayor cantidad de felicidad, para ello hay que buscar el bien común y evitar el exceso de individualismo.
Pero además de Richard Layard hay otros muchos “gurús de la felicidad”, como Ed Diener, psicólogo de la Universidad de Illinois, conocido como el Dr. Happiness, el profesor Tal Ben Shahar, de la Universidad de Harvard, etc. Todos ellos enseñan a pensar en positivo, sabiendo que esta técnica es una de las claves principales para lograr felicidad, porque la felicidad no reside en el éxito externo, sino en el estado de nuestra mente.
A modo de conclusión, quisiera terminar con la cita de Aristóteles
“Una persona feliz es aquella que vive bien y obra bien”.
Cayetano Gutiérrez Pérez,
(Catedrático Física y Química, y divulgador científico)
NOTA: Para cualquier aclaración o sugerencia puede contactar con el autor a través del e-mail disfrutalaciencia@ono.com.
Fisimur
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