Charlotte


Charlotte es una mujer fuerte, que camina con paso firme y decidido; con la espalda muy recta y la cabeza muy alta, se muestra segura de sí misma.


Su vestimenta revela una persona sinrecursos. Al lado está su niña, hoy sin zapatos.

La primera vez que tuvimos contacto con Charlotte estaba en el Bosque. Se iba a nado a Ceuta,“a pedir asilo”, decía orgullosa de su condición de posible refugiada.


Pero la Guardia Civil no laquiso escuchar. Evidentemente, ella sabe que tiene ese derecho, porque es una mujer luchadora que por desgracia ha sufrido una guerra atroz en su país, República Democrática del Congo,en la que ha perdido a todos sus seres queridos.


Supimos que Charlotte había sido deportada al desierto en otoño del 2005 y que allí había perdido a sus hijos. Le llevaron al campamento de detención de Nador. Es curioso, pero cuando el canciller de Congo fue a verificar la nacionalidad de los allí detenidos, fue Charlotte quien se enfrentó a él; le dijo que los que allí se encontraban eran refugiados de la guerra y que ninguna autoridad de su país tenía derecho a acercarse a ellos, y mucho menos de reconocerlos para una posible deportación.


Ella habla claro de las violaciones, de los abortos, de sus hijos, de la realidad que viven las mujeres, y su voz es una bofetada que a vergüenza a los responsables de tales atrocidades.


¿Cómo llega una mujer a vivir en esta situación?


“He salido de mi país en el año 2000.

Los ruandeses entraron en casa, mataron a mi marido y violaron a mi primera hija delante de mis ojos.

En ese momento, fui a esconderme con mis hijos.

Busco un país con derechos, la Europa del asilo, la Europa de los derechos humanos”.



¿Cuál es ese camino hasta llegara la “Europa de los derechos”?


“A mí aún no me han dejado llegar a ella.

Estoy aquí en Marruecos esperando como refugiada,los ‘verdaderos falsos refugiados’, porque somos reconocidos por ACNUR, pero no por el país que nos acoge.

El camino es largo y difícil.

He atravesado Congo Brazzaville, Camerún, Nigeria, Benín, Mali, Argelia y Marruecos. En el camino he trabajado como chacha, he cuidado cabras, he sido víctima de violaciones y como resultado de las mismas he tenido un embarazo”....


“Te voy a contar una parte de mi vida importante.

Un día me han detenido en Mohammedia, en la estación. Mi hija tenía cuatro meses. La policía marroquí me violó en la frontera.

Volvimos y otra vez nos detuvieron y me violaron otra vez en la frontera, los marroquíes y los argelinos.

Otra vez fui al hospital.

Tenía mucha sangre.

ACNUR en esas dos deportaciones no ha hecho nada.

Cuando no puedo pagar mi casa duermo en la calle.

Me he tenido que acostar con el hombre de la casa para que no nos saquen fuera; después este mismo hombre me ha partido las costillas.

He estado en la oficina de ACNUR y allí no me han ayudado nada. Les he pedido ayuda humanitaria. ACNUR siempre me dice que no tiene posibilidades. Me siento desprotegida en este país, vulnerable”....





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GUERRAS OLVIDADAS